El pasado 11 de junio de 2010 mientras la selección mexicana sufría las espontaneas embestidas del equipo sede del mundial, en México el crimen organizado jugaba su partido; mientras el presidente Felipe calderón observaba y lamentaba enérgicamente las jugadas fallidas de la escuadra azteca, en la capital del estado de Chihuahua un comando armado victimaba a 19 internos de un centro de rehabilitación. Pero Felipillo posaba risueño frente a las cámaras de televisión a nivel mundial; en Tamaulipas, 20 personas ejecutadas fueron dejadas en distintos puntos de ciudad Madero; pero el presidente tenía que asistir, era un “compromiso de Estado” indiscutible; así pues en Ciudad Juárez aparecían 3 policías y un decapitado.
Es inevitable dejar de señalar como el gabinetillo de Felipe Calderón y achichintles muestran una incompetencia para llevar el timón de este país, la barbarie esta en cualquier lugar, los “daños colaterales” como el Estado le llama a los civiles caídos a manos de una batalla que es ajena e irremediable. Los muertos se dan en racimos, cosecha de la ineficiente estrategia con la cual el gobierno ha manejado su “guerra contra el narco”.
De todos los puntos que se plantaron en las nuevas estrategias, del “presidente del empleo”, publicadas antes de tomar sus maletas, para salir corriendo a Sudáfrica, ninguno trata el primordial y con el cual todas las guerras han tomado un giro catastrófico, me refiero al poder económico de los narcotraficantes. Si ellos poseen armamento sofisticado, camionetas lujosas blindadas, equipos informáticos con redes de fibra óptica en cualquier lugar del planeta, casas de refugio en cualquier zona elite del país, laboratorios, hectáreas de tierra fértil, y cuantiosas cantidades en el banco, me pregunto ¿Á poco Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Sistema de Administración Tributaria no se dan cuenta de estas jugosas remuneraciones que podrían entrar a sus obesas arcas? Fácil, claro que sí se percatan porque todo es una maraña corrupta, de favores interminables entre delincuentes y me refiero a ambos bandos, el dinero de unos, compra a presidentes municipales, gobernadores, policías de alto rango, así como a jerarcas con mucho poder y por supuesto al ejército.
Esta ola de violencia del 11 de junio fue esperada, pero eso no bastó, continuara el monstruo de mil cabezas recorriendo los 1, 959, 248 km² de la República Mexicana, en busca de más sangre y muerte.
Calderón, en el avión rumbo al empate, ha de ver pensado en el refrán: cuando se va el gato, los ratones hacen fiesta, pero ahora se modifica, aún estando el gato ó no, los ratones siempre seguirán con la tertulia.
Redacción: BoGuShiTo JimÉnEz
Revisión: RoBeRt JimÉnEz
